miércoles, 18 de mayo de 2011

De Chenel y oro fue...

Foto de Juan Pelegrín en www.las-ventas.com



¡Por fin llego la primera puerta grande! Alejandro Talavante, de "Chenel y oro" como nos enseño desde la habitación del hotel en su twitter, volvió a su mejor versión y las musas estuvieron presentes en el coso madrileño. Hace mucho tiempo, quizá desde la vuelta de José Tomás allá por 2008 que no veía tan entregada y entusiasmada a la plaza venteña con una faena. La gente en pié una vez se tiro a matar y pañuelos al viento para requerir las dos orejas que se llevó el extremeño, más que merecidas.

Talavante que venía de una tarde sosa y sin lucimiento, la del día 15, volvió ayer a su mejor versión, más que su mejor versión, una nueva y mejorada versión de la anterior. Empezó gustándose con el recibimiento y aunque lucido, no fue nada espectacular. El tercio de varas muy criticado por el respetable, pero vamos a lo que importa...

Talavante comenzó en los medios, dando distancia y recibiendo con la derecha una buena tanda al mejor Ventorrillo, a partir de ahí se vieron buenas maneras y entendimiento entre ambos, toro y torero, total comunión. Una vez el torero se echó la muleta a la mano izquierda, ¡¡¡su mano izquierda!!! Empezó el alboroto, la dejadez de su cuerpo y alma en manos de la muleta, la escultura artística en directo, sin engaños; y aunque el toro, que se coló, y a punto estuvo de atropellarle, se rehizo Talavante, y le pego dos tandas de naturales de esas que valen una tarde, dos tandas despacio, muleta en tierra, arrastrando, con temple, con profundidad. Y solo era el principio...

Talavante roto, disfrutando, sonriendo como hace cuando está a gusto jugándose la vida, realizó una faena de esas que costará olvidar, más naturales, toreo en redondo, trincherazos de cartel, y circulares siempre templados y profundos muy profundos. Para finalizar la obra de arte, Alejandro terminó con ceñidas manoletinas al galope, también de lejos y los medios, y aguantó estoico las embestidas y algún que otro susto del burel. Para finalizar se llevó al astado a tablas y una vez cuadrado se tiró con el alma al encuentro, ¡hasta la bola! y rodado cayó el gran Ventorrillo que según mi punto de vista habría que haberle concedido la vuelta al ruedo.




talavante-2



Foto Juan Pelegrín en Flickr



Ficha del festejo
Plaza de Madrid. Séptima de Feria. Lleno. Toros de El Ventorrillo. Desiguales.



El Cid (azul noche y oro): pitos y silencio.
Miguel Ángel Perera (carmesí y oro): silencio tras aviso y silencio.
Alejandro Talavante (lila y oro): dos orejas y silencio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario